Pero es importante resaltar que fomentar las SbN significa trabajar con la naturaleza, no contra la naturaleza. Y significa trabajar para las personas que viven de la naturaleza.
Los bosques y los árboles ocupan un lugar especialmente destacado entre las SbN dado que —cuando se gestionan adecuadamente— proporcionan múltiples beneficios para el clima y la biodiversidad, junto con importantes ventajas económicas y sociales. Por ejemplo, los ecosistemas de manglares proporcionan medios de vida esenciales para las poblaciones locales, y son fundamentales para la seguridad alimentaria y la nutrición.
Del mismo modo, la restauración de los bosques en tierras degradadas puede apoyar los medios de vida a través de la gestión sostenible de la madera y productos forestales no maderables, y crear puestos de trabajo a lo largo de las cadenas de valor de la bioeconomía, especialmente en las zonas rurales donde las oportunidades de empleo pueden ser limitadas.
La agroforestería y los árboles en las explotaciones agrícolas, incluidos los sistemas silvopastoriles, tienen un inmenso potencial como SbN para la agricultura. Por ejemplo, en Brasil, un equipo de CIFOR-ICRAF está evaluando el potencial de un sistema agroforestal de cacao y aceite de palma en el noreste del estado de Pará. Los árboles de cacao, que son cada vez más vulnerables al cambio climático, tienen más posibilidades de sobrevivir a una sequía cuando crecen a la sombra de las palmeras de aceite, usualmente cultivadas como monocultivos.